sábado, 7 de marzo de 2009

LA GRAN DEPRESIÓN (1929); UNA HISTORIA PARECIDA, MAS NO IGUAL.

la crisis desatada en 1929 fué una crisis económica a nivel mundial, que trajo consigo grandes consecuencias en el sistema económico mundial hasta los años 33, dependiendo de la economía de cada país.
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Para noviembre de 1928 y de hecho para 1929 la economía estadounidense mostraba un progreso extraordinario y una gran atmósfera de optimismo; para esta época, los estadounidenses se interesaban por un panorama que les resultaba muy atractivo, esté era el enorme auge de la bolsa de valores que para 1929 había atraído a unos diez millones de personas que tenían el placer de observar que su dinero crecía sin problemas ni esfuerzos; era algo declaradamente especulativo, y aún así los riesgos parecían justificados; parecía además, que todos se habían dedicado a pedir dinero prestado para comprar acciones a fin de volverse ricos. Cuando la burbuja reventó, el martes 29 de octubre, una avalancha de ventas aplastó los tipos de cambio, no había ofertas de compra de ninguna acción, sólo de venta; en un solo día, había desaparecido el alza de los valores que se había registrado el año anterior; millones de personas que habían contado sus ganancias en papel y se habían sentido aseguradas de por vida descubrieron que eran pobres. Las primeras semanas después de la bancarrota estuvieron marcadas con expresiones de confianza, el comentario general de esos días era que las cosas tenían una base fundamentalmente sólida; sin embargo no era así, la bancarrota dio lugar a una depresión aún más aterradora: para empezar, el PIB se redujo a casi la mitad de 1929 a 1933, el desempleo se incremento en gran medida hasta que una de cada cuatro personas en toda la fuerza laboral se encontraba desempleada; la construcción de residencias disminuyó un 90%; nueve millones de cuentas de ahorros se perdieron cuando los bancos cerraron sus puertas; ochenta y cinco mil negocios quebraron, las horas de trabajo aumentaron y los salarios bajaron extraordinariamente.

A este punto todos estarían interesados en saber cuál fue la causa de esta tragedia; desde luego, una causa inmediata y precipitadora fue la estructura en que estaba organizado el crédito; está se caracterizaba por una fiebre especulativa que se apoderó de la economía, la filosofía del enriquecimiento rápido había destruido las transacciones normales y la cautela de la banca. Los bancos ponían en manos de los inversionistas títulos extranjeros de dudosa procedencia; cuando la bolsa cayó, los bancos y las instituciones financieras cargados de estos títulos se encontraron arruinados en forma repentina. Mientras tanto, para aumentar el pánico, las autoridades monetarias adoptaron políticas poco sensatas que debilitaron aún mas el sistema bancario, prolongando en gran medida la depresión. Aun así la bancarrota quizá no fue peor que muchos de los desastres especulativos anteriores, ella fue la prolongación de un problema con profundas raíces que se ocultaba detrás de las cifras generales de producción e ingreso en aumento que se lucieron antes de la depresión. Una de las raíces de este problema fue el estancamiento del sector agrícola; entre 1910 y 1930 la productividad en este mejoro en cierto grado, pero no con tanta rapidez como la productividad fuera de éste. Para la gran mayoría de los productores agrícolas estadounidenses, el problema parecía ser que no podían cultivar o cosechar lo suficiente para tener un nivel de vida decente; lo que ellos no sabían era que la demanda de productos agrícolas era muy diferente a aquella de los productos manufacturados, los granjeros debían enfrentar lo que se conoce como una demanda inelástica, cuando aumentaban la producción quedaban peor de lo que estaban antes de hacerlo. En esencia el problema con el sector agrícola fue, en este caso particular, que el mecanismo de mercado no produjo un resultado satisfactorio; esto no hubiera sido tan grave si simultáneamente no se hubiese presentado el crecimiento acelerado del sector manufacturero. Conforme el poder de compra de los granjeros se disminuyó la cantidad demandada en bienes que consumían también lo hizo; de esta manera, la debilidad en las granjas era un síntoma de la debilidad en toda la economía.

La fabrica también tenia debilidades; ya que, aún cuando la producción aumentaba en forma continua, el empleo no lo hacía. Esto se debió a que el desplazamiento tecnológico ejercía una presión contra la tendencia ascendente de la economía, más específicamente contra el empleo, por otro lado, conforme la producción aumentaba y el empleo se obstaculizaba, la producción por hora/hombre se incrementaba con rapidez a pesar de que las horas trabajadas se habían reducido y el coste general de vida entre 1920 y 1929 había caído un 15%; esto indicaba que el nivel de utilidades obtenidas por los avances tecnológicos estaba siendo redistribuido inadecuadamente; lo más grave de esta situación era que las utilidades estaban siendo acumuladas, se presentaba una extraordinaria concentración de ingresos, que se agravaba cada vez más; es decir que los ingresos no llegaban en un volumen suficiente a quienes seguramente los gastarían; ésta es una de las raíces más profundas de la repentina debilidad que padeció la economía. Cuando ocurrió la recesión a causa de la inadecuada forma en que se llevaba el sistema, las expectativas hacia la inversión bajaron, la confianza se quebranto y la prosperidad terminó con una reducción en las inversiones; los efectos se reflejaron en lo que se conoce como el efecto multiplicador ya que, al no regresar los ahorros al poder de compra activo debido a inversiones inadecuadas, la caída en las compras empieza a extenderse; de este modo, se agudizó la recesión. Cuando los gastos de capital bajaron en los primeros años, arrastraron consigo los gastos de consumo y debido al efecto multiplicador, lo hicieron en una cantidad mayor que la caída en las inversiones. La solución a la crisis sólo se dio con la aparición de un nuevo trato, dando en primer lugar una intervención a la estructura de los mercados que funcionaban ineficientemente; la responsabilidad gubernamental se acordó, terminándose así con la filosofía de laissez – faire (dejar hacer); en segundo lugar, se dio una innovación importante que comprendía la perspectiva del gobierno hacia la regulación de la oferta de dinero; la nueva política era el uso del poder del Sistema de Reserva Federal para dar un ímpetu a la expansión reduciendo las tasas de interés, fomentando así los prestamos bancarios en las épocas difíciles, y aumentándolas para desalentar los préstamos en periodos propensos a la inflación; la tercera política, la más importante de todas, fue el uso intencional de los poderes impositivos y de gasto del gobierno a fin de dar movimiento a una economía estancada; éstos se consideraban un complemento normal de los gastos privados, sobre todo en periodos de desempleo. Esta nueva política estaba basada, en gran medida, en las ideas del economista inglés John Maynard Keynes. Éste fue el punto de partida de las economías capitalistas de todo el mundo y Keynes se consideró como uno de los autores principales en la salvación de este sistema.

HEILBRONER, Robert L. and MILBERG, William. La evolución de la sociedad económica. (10. Ed.) México: Prentice Hall.1999.190p.